IFS (Internal Family System)

Imagínate... "Has tenido un exitoso día laboral y te hace ilusión llegar a casa, ya que toda la familia va a estar fuera de ella. En tu mente ya te irás imaginando lo que vas a cenar y, cuando abres la puerta de la casa, oyes los gritos de los niños y tu pareja te dice que se ha olvidado de organizar preguntar a la vecina si pudiera cuidar de los niños. Y por encima, que se tiene que ir él ya – que sus amigos le esperan para ver fútbol en su casa.

Tu estado de ánimo tan relajado de hace un momento se convierte en una discusión, y además delante de los niños. Pierdes el control sobre la elección de tus palabras o tu cuerpo, te arrepientes después, te criticas a ti mismo/a o te avergüenzas de tu reacción y tu forma de actuar".

¿Dónde estaríamos sin nuestros pensamientos o sentimientos? Nos pertenecen, influyen en nuestras acciones y mantienen a la gente atascada en sus viejas costumbres. Nos enriquecen o a veces, sí, nos complican la vida. 

Estas batallas interiores entre voces o pensamientos, esta montaña rusa de los más diversos sentimientos o altibajos de pensamientos, forman parte de la existencia humana y de la vida cotidiana. Y, sin embargo, a menudo llegamos a un punto en el que nuestro comportamiento, debido a los pensamientos o sentimientos que hemos experimentado, nos vuelven "medio locos" y tenemos la sensación de que nos estamos haciendo daño.

Cuesta creer que estos comportamientos y reacciones fuesen muy importantes para nosotros y, como supuestas estrategias de protección, nos ayudaron durante la infancia o juventud a sobrellevar una situación de sobrecarga emocional o física, "sobreviviendo" y soportando asimismo al dolor surgido. Cada una de nuestras partes de la personalidad tiene una buena intención, pero se han vuelto demasiado extremas y las estrategias ya no se ajustan a las circunstancias de la vida actual o nos mantienen atascados en nuestros antiguos caminos.